Esta soy yo...el 4 de abril de éste año. Llevaba 4 días de estar en cama, llorando todo el día, sin comer, y sin dormir...No me veo muy linda, ¿cierto?...obvio, porque nadie se ve bien llorando, o con el alma rota. Vivimos en una sociedad en donde los estándares de belleza son tan altos, que incluso se confunde hasta belleza con bienestar.
Vivimos en un mundo en donde está prohibido llorar. Tener sentimientos o ser alguien emocional.
Y a raíz de ésta falsa perfección que TODOS queremos aparentar. Nadie nunca habla de los procesos de sanación de CUALQUIER tipo de herida emocional, y como son válidos en cualquier forma que se den, porque son eso...PROCESOS.
Y es que parte de esos procesos de sanación son (por desgracia) las lágrimas...Las tan mentadas lágrimas que todos odiamos (al menos yo si). Siempre he tenido un amor-odio con las lágrimas.
Cuando estaba pequeña era extremadamente sensible, al punto que cualquier cosa que me dijeran yo la tomaba personal y lloraba...lloraba por todo y por nada. Mi familia me molestaba incluso, por ser demasiado sensible...porque incluso por las razones por las que NO HABÍA que llorar...yo lloraba y me frustraba tanto por llorar cuando no "debía" que al final eso me hacía llorar aún más.
En mi adolescencia, las lágrimas fueron parte de mi episodio depresivo; en la época de la universidad, cuando comenzaba mi relación de noviazgo pasada, yo era tan sensible como un vidrio...tanto que cuando no pasaban las cosas como yo lo quería, lloraba desmedidamente (sí, ultra infantil..¿cierto?).
Cuando terminé esa relación, llegó una época que me sentía deprimida o triste y NO PODÍA LLORAR, sí, así como lo están leyendo... no podía literalmente...era como esa sensación de querer estornudar y al final "se te va" el estornudo...bueno pues igual era con el llanto, sentía tantas ganas de llorar y no podía.
En esa misma época, entendí que era yo la que me estaba reprimiendo las lágrimas por las siguientes razones:
- No quería seguir siendo "machi la llorona" de mi infancia.
- Y tampoco quería caer en el habísmo enorme de la tristeza-depresión de mi adolescencia.
Así que me reprimí...hasta que un día no pude más y lo saqué absolutamente todo. Y ese día entendí que no podía seguir haciéndome eso.
Empecé a abrazar eso de mí: sí, soy sensible. Lloro con películas de disney y en TODOS los capítulos de Greys Anatomy (con eso les digo todo). Y está bien...así soy yo y no me hace menos o más persona, solo...así soy.
En éste último proceso emocional que estoy pasando (el de la relación tóxica que no fue relación y que me engañaron y robaron ), he aprendido a respetar y abrazar mis emociones, por cambiantes que puedan ser a veces, o por doloroso que sea vivirlas. Las he vivido al 100%, desde la furia desmedida hasta el llanto descarrilado.
Han pasado casi 4 meses desde que me enteré de todo, y hoy estoy mejor que NUNCA en mi vida. Y no, no porque ya no me duela, no porque no me importe o porque esté en modo "bichota" (que sí lo estoy, por cierto), si no más bien porque al fin entendí, que el camino de la sanación NO ES LINEAL. No puedo venir y decir que un día me desperté sin acordarme de todo y con cero dolor de la nada, porque eso NO ES CIERTO.
En éste proceso, hay días excelentes, días buenos, días malos, días normales y días peores...Y está bien.
Los primeros 2 meses, de hecho era lo único que pasaba pensando y lloraba de vez en cuando. Hoy ya no paso pensando en eso excepto que salga el tema a colación y me duele únicamente cuando recuerdo todo, pero, ¿saben?...Aún tengo lágrimas que llorar.
Éste fin de semana que recién pasó tuve la oportunidad de vivir un retiro de mi iglesia. Desde que decidí ir a ese retiro, sabría que habrían muchas "cebollas" que cortar. Y en efecto, así fue...Hubo un momento bastante especial, y fue justo en ese momento que se abrió el grifo: nunca había llorado así en mi vida, estaba hasta temblando y casi que sentía que me iba a desmayar.
Y, ¿por qué les cuento esto?, para que entendamos que las lágrimas son parte de todos los procesos de sanación.
Si la mayoría del tiempo sentís que estas feliz con tu proceso y progresando (aunque sea pasos pequeños), y aún así te dan ganas de llorar desmedidamente de vez en cuando: ESTÁ BIEN.
Porque entre sanar y fingir que lo haces hay una gran diferencia. El aventurarse al verdadero proceso de sanación es de valientes, sin embargo, la ganancia es mucho más grande.
"Queridos jovencitos,
si quieren servir a Dios,
prepárense a enfrentar dificultades.
Ármense de mucho valor,
y no se asusten de las desgracias.
Nunca se aparten de Dios,
y él los hará prosperar.
Suceda lo que suceda,
aguanten con paciencia el sufrimiento.
El oro se purifica con fuego,
y nosotros, con el sufrimiento."
-Eclesiastico 2, 1-6
No sé ustedes, pero yo prefiero ser oro que ser una piedra. Y si éste es el proceso que me va a llevar a eso, pues bienvenido sea. Y bienvenidas sean las lágrimas en medio de él.
Cool vibes✨
Siiii llorar es parte del proceso de sanación. Y muchas veces nos quedamos enfrascados en que no queremos que nos vean débiles por "el que dirán" pero llega un momento en que ya no puedes y lloras y lloras hasta sacar todo ese dolor que está dentro. Confío en Dios que por la intercesión de Marcelino Champagnat podas sanar todo lo que has pasado y un día lo contes como un recuerdo que te hizo sacar un nueva versión de ti como persona.
ResponderBorrarSaludos, de tu nueva seguidora que le encantan mucho tus blogs..
Todasss las veces me sacaas lágrimas. Gracias Lizz por tus comentarios. De verdad me conmueven muchísimo.
BorrarY por cosas así es que sigo haciendo lo que hago. Gracias por motivarme e inspirarme. Bendiciones!
La mejor, llorar es de valientes y expresarlo aun más, así que seguí Adela te pequeña que lo vas haciendo genial. Hug! ❤️
ResponderBorrar¡Graciaasss! La verdad, aún en medio de todo este proceso. Es lo mejor que me ha pasado.
BorrarGRACIAS POR EL APOYO SIEMPRE!