Lo que espero
Es bien fácil saber las cosas que esperamos de lo externo...De las personas, de la vida, de las circunstancias, de la vida en sí misma, del destino o incluso de Dios...
¿Y que pasa cuando la pregunta se vuelve hacia el interior? ¿Qué pasa cuando la responsabilidad cae en nosotros...cuando dejamos de esperar tanto del mundo o de aquello que no podemos controlar, y comenzamos a esperar más de aquello que sí podemos....?
Resulta ser que en lo particular, por mi forma ansiosa y controladora de ver la vida, siempre ha sido fácil saber lo que espero de los demás, e incluso lo que espero de mi propia vida (como si la vida tuviese que ser resuelta por sí sola). Sin embargo, en los últimos días del 2021, y en éstos primeros días del 2022 me he dado cuenta, que erróneamente muchas veces asumo que la responsabilidad únicamente radica en lo externo.
Me pasa por ejemplo con las personas que tengo a mi alrededor: espero que actúen de X manera, que piensen lo que yo pienso, que digan lo que yo espero...etc. Y cuándo esto no sucede de la forma que espero...ahí es donde viene la frustración muchas veces.
Como ya en repetidas ocasiones les he contado, soy la menor de 3 hijas. Mi hermana mayor me lleva 7 años y la de en medio me lleva 4 años y medio y quizá por ese hecho de ser "la hermanita menor", y por la diferencia de edades que existe entre las tres (ellas entre ellas se llevan únicamente 2 años), siempre me encuentro en etapas bastante diferentes de la vida con respecto a ellas. Es decir, cuando mi hermana mayor tenía 14 ya era una adolescente, la de en medio era puberta y yo a los 7 aún pensaba en barbies. Y así sucesivamente.
Es por ello, que desde pequeña y a medida fui creciendo, siempre esperé (quizá de forma inconsciente) la aprobación de ellas como para sentirme parte de (ya que ellas tienen casi las mismas edades).
Para cuando yo entré a la adolescencia, transformé esa necesidad en necesidad de aprobación de mis amigos del colegio y luego en necesidad de aprobación específicamente de niños de mi edad.
Recuerdo mi primer "noviazgo" con mucha dulzura, tenía 12 años y creo que "duré" como 1 semana o algo parecido. Sinceramente no recuerdo la razón del porqué terminamos a estas alturas de la vida, sin embargo hay algo que sí recuerdo muy bien...
Para ese entonces, yo asistía a entreno de basketball...(sí, aunque no lo crean...). Los entrenos eran por las tardes después de clases, y estaban divididos los entrenos de niñas y de niños. Recuerdo que ese primer tuve asistía también a entreno y recuerdo que una niña que era mi "mejor amiga" en esa época y también amiga de él me dijo una vez en el baño del colegio a nivel de "chambre" que mi ex le había dicho que había andado conmigo nada más para decirle a sus amiguitos que tenía novia pero que en realidad yo no le gustaba, que era como feita y que se había burlado por la forma en cómo yo corría en los entrenos.
Recuerdo esa conversación tan bien, porque a partir de ahí comencé a fijarme en la forma en cómo corría, y la próxima vez que fui a entreno me sentía incómoda, porque sentía que "corría raro". Dejé de ir a entreno de basketball sólo por eso....y jamás en la vida volví a intentar aprender o jugar basketballl...
Más adelante, como a eso de los 16-17 estuve en entreno de fútbol pero recuerdo también haberme salido porque no me creía capaz de hacerlo y porque recuerdo que me hacían bromas porque no podía jugar bien.
Y ese es precisamente mi punto....Dejé de hacer algo que me gustaba y me hacía feliz...por lo que dijeron los demás.
Y si podemos decirlo...digamos que éste comportamiento a los 12 o a los 17 es correcto, o al menos no correcto pero entendible. Sin embargo, hace poco me puse a pensar, que aún con mis 30 años encima, sigo teniendo de vez en cuándo esos chispazos de desesperación por la aprobación de TODOS.
Y cuando alguien no está de acuerdo conmigo, no me apoya, o no piensa lo mismo que yo, no solo no me siento aceptada si no que me frustro.
La gran diferencia es que hoy, cuento con cierta perspectiva y herramientas tanto emocionales como psicológicas y espirituales, como para identificar éste tipo de comportamiento mío e interrumpirlo sin que haga demasiado daño.
De alguna forma he aprendido a ser un poco más libre de complejos, y del peso del qué dirán. Pero cuánto me sigue costando aceptar que cada cabeza es un mundo, y por ende la gente hagas lo que hagas y en TODOS ABSOLUTAMENTE TODOS los rubros de tu vida, SIEMPRE va a tener algo qué decir y no necesariamente es gente "mala" o gente que te desee el mal o "enemigos" si no que simplemente cada persona tiene su perspectiva de vida y concepción del mundo y es por ello que siempre habrán opiniones distintas a la tuya, y por ende...
No, no siempre seremos aceptados (y eso implica nuestra forma de vestir, de hablar, de ver la vida, nuestro trabajo, nuestros sueños, nuestras amistades, nuestras decisiones etc.): ¡Y ESTÁ BIEN! El hecho de no ser aprobado por absolutamente todos no necesariamente significa que estés mal, o viceversa, solo implica que siempre habla opiniones diferentes.
¿Qué es lo importante entonces?
Aprender a vivir con algunos rechazos en nuestras vidas. Entender que habrán veces que debes "perder". Que habrán opiniones diferentes y que muchas veces es la tuya la que estará equivocada y otras tantas será la de la demás gente pero mientras tanto debemos hacernos ésta pregunta:
"¿Esto sobre lo que no estoy siendo aceptado, me da paz, me hace feliz y me lleva hacia mi mejor versión?"
Si la respuesta es sí, pues ya sabemos que camino debemos seguir, y si la respuesta es no pues también sabemos qué cambios debemos hacer en nuestras vidas. La clave está en tomar todo lo que sume para nuestras vidas, y lo que reste dejarlo a un lado. Porque al final de cuentas...
¿Cuántas veces hemos paralizado nuestra vida por el qué dirán?
Hoy por hoy solo quiero decirles: lo que espero de éste 2022 es aprender a escuchar mi corazón. Conocerme lo suficiente para saber satisfacer las necesidades que de él nazcan y que me ayuden a acercarme a mi mejor versión para que lo que sea que venga de afuera y yo no pueda controlar yo sepa recibirlo con amor y lo que sí pueda controlar (mi reacción ante la vida) sea mí felicidad.
Cool vibes & happy new year (si es que aún es válido decirlo).
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