Puertas cerradas

Nos han enseñado a aborrecer las puertas...pero específicamente las puertas cerradas...

Nos han enseñado a que debemos de saberlo todo. A que "si se cierra una puerta, se abrirá otra...o tal vez una ventana", pero, ¿qué tal si no es así?...

¿Y si al cerrarse una puerta no se abre otra inmediatamente? ¿Y si al cerrarse una puerta no se abre una ventana? ¿Y si al cerrarse una puerta, no necesariamente es para salir de un lugar si no para quedar adentro por un tiempo?...

Hace poco vi una imagen que decía lo siguiente:

"La fe no es cuando encontramos la puerta abierta...La fe es cuando encontramos la puerta cerrada y confiamos que Dios la abrirá y nadie la cerrará".

En la imagen, aparecía primero una puerta cerrada y luego una puerta abierta en donde claramente se podía ver un atardecer y unas mariposas entrando por la puerta. (les dejé el link de la imagen al hacer click en la palabra para que la puedan ver).

Esto me hizo reflexionar precisamente sobre la fe y sobre cuántas veces nos encontramos con la puerta cerrada pensando que estamos "encerrados" en vez de pensar que estamos "resguardados" o en modo de transición.

Ésta imagen, me hizo recordar, los 29 años de mi vida en los que pasé encerrada. Simplemente en modo "espera".

Cuando era niña, esperando por la adolescencia, cuando era adolescente, esperando por la universidad, cuando estaba en la universidad, esperando por la vida laboral, y así...siempre esperando a saber qué había más allá de la puerta. Siempre en modo espera, siempre en modo expectativa.

En muchas ocasiones, dejé de apreciar lo que tenía alrededor, por estar obsesionada con la puerta. Por ejemplo:

Siempre he estado tan obsesionada con planear mi futuro, que según mis planes de vida, yo iba a tener una relación de noviazgo y duradera de aprox 5 años, luego me iba a comprometer y básicamente entre los 27-28 años yo ya iba a estar casada...

Lo curioso es, que a los 27 años terminé una relación de 7 años que no iba a ningún lado. Sin un trabajo o ingresos lo suficientemente estables como para mantenerme, con estabilidad física, mental, emocional y espiritual por el piso. Pero esperando...siempre esperando. Todo para que se abriera la bendita puerta. Esa puerta que daba paso a "mi nueva vida", esa puerta que mágicamente traía estabilidad laboral, económica, emocional, mental, física, espiritual, etc.

y lo cierto es, que esa puerta nunca se abría...

Recuerdo que en 2020, como consecuencia de éstas frustraciones y de la pandemia que recién empezaba, comencé a sentirme realmente ansiosa, frustrada e infeliz. Recuerdo haber pensado varias veces, que la vida era bien complicada, y que no tenía sentido alguno porque TODO ESTABA MAL.

Era como si todas las áreas de mi vida se habían juntado para hacerme sentir mal y sobre todo: como una fracasada. 

El año pasado, como ya los que tienen ratos de leerme saben. Fue un año de completa transformación. 

Una sola área de mi vida, le dio vuelta a todas las demás....

Por una "relación" (tóxica, por cierto) fallida, se me rompió el corazón, la mente y hasta las ganas de vivir...y entonces, descubrí que éste fue mi fondo...

Y sí, tal vez sea algo absurdo o superficial para muchos...porque es decir, ¿a quién no le han roto el corazón alguna vez en su vida?.

Sin embargo, el yo creer que era una persona con auto estima alta y verme envuelta en una situación así, no solo me tocó el corazón, si no el ego. Pero dije...Yo no quiero quedarme en este hoyo, yo de verdad quiero luchar por mi vida, yo quiero luchar por un futuro diferente.

Yo no sabía qué futuro había después (y sigo sin saberlo), pero tuve fe que había una vida mejor para mí. Así comencé a aceptar mi situación actual: ¿Cuál era mi situación actual? Una mujer con el corazón roto, con salud física y mental mediocre, con hábitos y ambiciones pobres, con millones de frustraciones y cero agradecimiento.

Media vez acepté la situación en la que estaba encerrada, decidí comenzar a trabajar por el futuro que sabía que habría detrás de esa puerta cerrada. Comencé a trabajar por tener mejores hábitos de salud (física y mental), mejores hábitos de relaciones (familiares, amistosas y amorosas) y mejores hábitos espirituales. 

Hoy por hoy, les puedo decir que soy LA MEJOR VERSIÓN que ha existido de mi persona hasta el momento y esto no significa que sea perfecta (cosa que nunca seré), y tampoco significa que no puedo seguir mejorando (de hecho hay millones de cosas aún por mejorar). Simplemente significa que estoy haciendo lo mejor que puedo y lo mejor que he podido en mis 30 años, para ser una mujer integral.

"Mágicamente" cuando comencé a trabajar en mí, (por primera vez en 29 años de forma real  y comprometida), todo a mi alrededor comenzó a cambiar a su vez. 

De repente...esa puerta se abrió...Esa puerta del amanecer bonito y de las mariposas al rededor. Precisamente esa...

Esa puerta a mi nueva vida, se abrió.

Comprendí, que todos los años anteriores no es que hubiese estado encerrada. O que Dios no hubiese querido abrir la puerta...comprendí que estaba siendo transformada.

Comprendí que esa puerta JAMÁS, se iba a abrir si no existía esa transformación real en mí. Así que sí...

Tuve que llorar mucho, tuve que perder amistades, tuve que pasar por varios episodios de ansiedad y depresión, tuve que estar en el suelo...para querer ser diferente, para querer esa vida que había allá afuera.

Y cuando ya estaba lista, la puerta se abrió. Dios la abrió.


Mi vida y yo seguimos siendo imperfectas. Obvio aún soy una persona que tiene problemas, aún sigo siendo una persona que padece a veces de ansiedad. Aún soy una persona que llora, que se enoja, que se incomoda, y que se equivoca...pero por primera vez en 30 años...soy plenamente feliz. Y no precisamente porque "lo tenga todo" lo que yo quisiera tener a éstas alturas de mi vida, si no porque aprendí a valorar la vida que tengo y a ser la mejor persona que pudiese ser cada día con las herramientas que tengo ACTUALMENTE.

Y lo cierto es, que todos queremos saber qué hay más allá de la puerta. Todos queremos  abrir y cerrar las puertas cuando se nos de la gana. Y cuando no se abre, cuando no llega el trabajo que tanto esperas, cuando no hay estabilidad económica, cuando no llega la recuperación o la salud óptima que tanto esperas, cuando no llega la persona por la que tanto pedís, cuando en general no sucede TODO y CUANDO uno quiere, ahí es donde existe la frustración.

Pero se nos olvida algo...

No se trata de si la puerta está abierta o cerrada en éste momento. Se trata de tener la CERTEZA de que allá afuera, Dios ha preparado un paraíso que está esperando por tí y que si no ha llegado aún, si esa puerta no se ha abierto aún, es porque hay un propósito, es porque aún hay algo en tí que transformar, es porque aún hay algo en tí que mejorar, es porque aún no estás listo para ello...

Sin embargo, cuando empeces a vivir el HOY, cuando empeces a trabajar HOY en la MEJOR PERSONA QUE PODÁS SER. tu perspectiva de la vida va a ir cambiando...y llegado el momento, esa puerta se va a abrir, y vas a comprender:

¡QUE LA ESPERA VALIÓ LA PENA! ¡LO VALIÓ TODO!

Cool vibes😉


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