Nos han enseñado mal…

Éste mundo, nos ha enseñado las cosas de forma alrevesada...

Nos ha enseñado a ir de atrás hacia adelante. 
Nos ha enseñado a ir de afuera hacia adentro.
Nos ha enseñado a fijarnos en lo que no importa
y a dejar lo importante a un lado.

Nos ha enseñado que si te duele la cabeza, te tenés que tomar alguna pastilla.
Que si te haces una herida en la rodilla, debes curártela inmediatamente e ir al doctor si necesitas que te cosan. 

Nos ha enseñado que debes tomar vitaminas, dormir bien, tomar agua y hacer ejercicio para estar saludable y evitar enfermedades crónicas a largo plazo.

Y sin embargo...

No te enseñan a reconocer tus emociones, a saber por qué las estás sintiendo y a gestionarlas de forma adecuada.

No te enseñan que si hay algo que te preocupa o "te duele" (emocionalmente hablando), también debes acudir a un profesional.

No te enseñan que al igual que las vitaminas, el agua y otras tantas cosas para estar saludable es así de importante el velar por tu salud mental.

No te enseñan a saber qué cosas de tu infancia te dolieron o por qué actúas como actúas, o porqué mantenes las relaciones interpersonales que mantenes.

No...no nos enseñaron nunca a cuidar de nuestra salud mental.

Se nos enseñó en cambio, que el asistir a terapia psicológica es exclusivamente para gente loca; o tal vez para adolescentes; o a lo mejor, para matrimonios con problemas graves; o quizá para personas con pensamientos suicidas; o sólo para personas depresivas, con ansiedad o tal vez con problemas alimenticios.

¡QUE EQUIVOCADO NOS HAN ENSEÑADO!
¡Qué ideas más estúpidas las que se nos inculcaron! ¡Qué comportamientos tan absurdos a los que nos acostumbraron!.

La salud mental es la raíz de absolutamente TODO.
Tener una buena salud mental influye en: 
  • Nuestra capacidad intelectual.
  • Nuestras relaciones interpersonales.
  • Manejo de emociones.
  • Creación de hábitos.
  • Y por supuesto...en la salud física.
Siempre he sido de éste pensamiento de que TODOS deberíamos ir a terapia de forma constante en cualquier momento de nuestras vidas.  Es como tener control con el odontólogo, que cada cierto tiempo debemos realizarnos una limpieza bucal entre otras cosas. De igual forma deberíamos ver el asistir a terapia.

En lo particular, a pesar de ser de este pensamiento, nunca había tenido la disposición real de cuidar de mi salud mental, hasta el año pasado que en medio de una crisis emocional tuve que hacerlo antes que la crisis se encargara de mi vida misma.

Al principio, la urgencia era tratar la crisis y salir del hoyo. Sin embargo, cuando fui mejorando y superando dicha situación, había aún muchos temas que tratar como autoconocimiento, desarrollo de auto estima, reconciliación con mi pasado etc. 

Cabe agregar que después de salir de la crisis en sí, mis sesiones ya no eran tan seguidas por recomendación de la profesional, por lo que básicamente eran 1 vez al mes. Hasta que después fueron cada 2 meses y luego dejaron de existir, debido a que en diciembre me fui de viaje y luego en enero tenía varios asuntos financieros que resolver y no podía costeármela.

Hace poco sentí la necesidad de volver nuevamente a mi proceso, en primer lugar porque obvio, si soy promulgadora de la salud mental, también implica que yo debo aplicarlo a mi vida y en segundo lugar y lo más importante, es porque habían comenzado a aparecer ciertas señales:

En estos primeros meses del año, mis responsabilidades laborales han incrementado y también mis funciones de servicio en el movimiento juvenil de la iglesia al cual asisto, por lo que mi tiempo se ha visto un poco reducido, y eso ha afectado en mi manejo del tiempo, no siempre logro hacer todos los pendientes que tengo o salir a tiempo con todo en general.

Y además de eso, también por el mismo viaje en diciembre, había perdido mi disciplina con la alimentación y un poquito con el ejercicio, por lo que en mis 2 controles respectivos a enero y febrero, la nutricionista me ha dicho que he subido de peso (niveles de grasa específicamente).

Ambas situaciones, me han llevado a sentirme frustrada conmigo misma y quizá hasta cierto punto un poco "fracasada" .  Y eso se comenzó a reflejar de forma física también:
  • Comencé a sentir nuevamente ansiedad: por no lograr mis objetivos, por no ser la mujer integral que me he propuesto y por a veces no poder con todo.
  • Comencé a sentirme incómoda con mi cuerpo, cosa que ya no había existido desde hace bastante tiempo.
Entonces tomé la decisión definitiva de regresar a mi proceso de terapia psicológica justo el día de hoy, sin embargo, por varios motivos, tuve que cambiar de profesional.

Como era la primera sesión, pues tenía que dar un pequeño "brief" de mi vida, del por qué había iniciado terapia el año pasado y el por qué quería regresar a mi proceso en éste momento.

Ésta primera sesión, me llevó a descubrir cosas hasta cierto punto incómodas de mí (que quizá en su momento compartiré con uds) pero que son el primer paso para comenzar nuevamente ese proceso de estar saludable en todas las áreas de mi vida.

Y es que no siempre se puede tener control de todo en la vida. Y no siempre todo va a pintar como planeamos. Ni la vida va a ser pura "alegría y gozo".

En este ir y venir de la vida, hay situaciones del pasado, presente y del futuro que no podemos controlar y necesitamos herramientas en nuestra vida que nos ayuden a dar pasos firmes en nuestro camino, porque al final de cuentas:


¿Quién no quiere ser su mejor versión?
y como consecuencia de ésto mismo, ¿Quién no quiere ser VERDADERAMENTE FELIZ?

El primer paso para ello, está en tomar la decisión de querer trabajar por ello. Así que...

¿Cuándo vas a decidir valientemente a cuidar de tu salud mental?

Cool & healthy vibes😉

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Crónica de 10 meses

Todos somos AVENGERS

Lo que he aprendido...