Lo que ha pasado en 2 meses.

Han pasado 2 meses sin que escriba,  y en medio de eso, han pasado muchas cosas. Muchas risas, muchas lágrimas, mucho cansancio, mucha frustración, mucha satisfacción, muchas bendiciones, y en fin...De todo un poco.

Me enfermé de COVID el 24 de junio, justo cuando estaba en preparación para servir en un retiro de mi comunidad (exactamente a 2 semanas de mi servicio), y como Dios de algunaaa forma ya había preparado mi corazón, porque por primera vez en la vida, logré dejar las cosas en sus manos, sin sentir la necesidad de controlarlo todo.

Le dije: Dios, si es tú voluntad, sáname para que pueda ir a servirte a tí pero si no lo es, dame la paz en mi corazón para que sepa aceptar tu voluntad. 

Y así fue, fueron 8 días que pasé en cuarentena (aunque en realidad enferma solo pasé como 4 días). 8 días encerrada en mi cuarto, descansando, dándome cuenta de los pequeños detalles que Dios me regalaba como el cielo, el cantar de los pájaros, el descanso en sí (que tanto había estado necesitando) etc. No me dio ansiedad estar encerrada, no me preocupé por mis planes, y gracias a Dios, no me compliqué. Todo gracias a su amor.

Y entonces, a las 8 días salí negativa, y así fue como Dios me dio la oportunidad de servirle en un fin de semana que probablemente llevaré en mi corazón siempre.

4 días después de ese servicio, Dios me bendijo con un viaje familiar de 3 días, pero que me hizo inmensamente feliz y en donde pude cumplir uno de mis sueños más bonitos que era nadar con delfines.

Al regresar de ese viajecito y por haber estado enferma, tenía que ponerme al día con todas mis responsabilidades del trabajo y servicio en la iglesia y pasé con el estres al 100% tratando de poner y dejar todo en orden, porque 3 semanas después estaría viajando donde mi hermana.

Estuve en Bend, Oregón 19 días, casi desconectada de todo. Reflexionando mucho sobre mi  vida, mis sueños, mis metas, mi historia de vida, mis fracasos, mis éxitos, mis relaciones interpersonales...y básicamente TODO. 

Y viéndolo así, cualquiera podría decir que tengo una vida instagrameable y que todo es color de rosa. O se preguntarán por qué puse que en medio de esto también había habido muchas lágrimas o frustración....

Y lo cierto es, que aunque haya estado muy llena de bendiciones en los últimos meses, y en mi vida en general, como humana que soy, a veces resulta más fácil enfocase en lo malo.

"La crisis de los 30", la he llevado como cruz durante todo lo que va del año. Porque me ha costado muchísimo soltar el plan que tenía para mi vida desde pequeña. Un plan en el que decía que entre los 25-27 años iba a estar casándome con el amor de mi vida, con estabilidad laboral, económica, psicológica y física.

Y a pesar de que ese plan EVIDENTEMENTE falló hace 5 años, durante los 8 meses que llevo de tener 30 años, no he dejado de sentirme como la tía de los gatos, o el dude con camiseta floja, panza enorme y olor a comida y una cerveza en la mano , ok, entiéndase las referencias a estereotipos vea...el punto es que me he sentido terriblemente fracasada, ansiosa, frustrada, triste y hasta enojada...Todo, por tener 30 y no estar casada, no tener casa propia ni estabilidad (de ningún tipo cabe agregar).

Y quizá es un pensamiento bien arcaico pensar que una mujer de 30 que no tenga todo eso es una mujer fracasada, sin embargo, crecí en esta sociedad en donde como mujer, te hacen sentir que "te deja el tren", y porque además soy la menor de 3 hijas, de las cuales soy la única soltera, que ni siquiera sabe qué ondas con su futuro.

Y en medio de mi mal humor, y de estar frustrada con la vida y de vivir comparándome con los demás, mi paciencia ha sido mínima para TODO, y eso también incluye mi noviazgo y mis diferencias con mi pareja y me llevó a preguntarme algo que no sé si alguna vez ustedes se lo habían preguntado, pero que creo extremadamente importante: ¿Qué es el amor?.

Y en medio de esa frustración, incertidumbre y cuestionamiento diario de qué hacer de mi vida, salí con mi mejor amiga por un desayuno (ahhhh...a esto debería declarársele terapia) y entonces ella me hizo entender algo: por estarme aferrando a ESA VIDA QUE NO TENGO, estoy perdiéndome de TODAS las bendiciones que hay actualmente en mi vida y lo cierto es que, mi forma de ver la vida en estos meses no había sido nada más que un berrinche tipo: "como no tengo la vida que quiero, no voy a disfrutar la que tengo", y entonces por eso por temporadas he estado extremadamente feliz pero por otras he estado completamente amargada y reclamando por todo.

Así que justamente ayer decidí: QUE YA BASTA, Dios es el único conductor de mi vida, y es el que va a decidir cómo y cuándo cumplir todo lo que anhela mi corazón, sin embargo YO soy la única que decide cómo conducir mis emociones al respecto y probablemente eso implique un GRAN TRABAJO interior (mental, espiritual y emocional), pero al menos el primer paso quiza ya lo dí.

Basta con entender que...

La vida es solamente UNA, y que JAMÁS volveremos a ser más jóvenes de lo que actualmente somos.

So, quizá es hora de aprovechar y vivir la vida al máximo y cada día como el último (aunque suene recliché).

Gracias por la espera, y por volverme a leer.

PD. si se sienten identificados con cualquiera de las cosas escritas acá PORFAAAA, LET ME KNOW, para no saber que no soy la única loquita viviendo ésta crisis.

Until next time!

Cool vibes😉

Comentarios

  1. Definitivamente no lo sos. Yo me siento tan identificada con tu historia también!

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