Crónica de 10 meses

Me acuerdo perfectamente de ese correo...Solo había tardado aproximadamente unas 2 horas desde que me había ido del lugar, y cuando llegué a casa y vi mi celular, leí ese correo que tenía el siguiente titular: OFERTA LABORAL

El correo, era una notificación que me habían seleccionado en una plaza a la cuál había aplicado. Después de leer el correo completo, salté y grité de la alegría y posteriormente, comencé a llorar...

Recuerdo haber contestado ese correo diciendo que aceptaba y que estaba emocionada de iniciar mis labores. Y así era... aunque tenía una mezcla de emociones.

Ese correo contenía la respuesta que yo quería, y estaba de acuerdo a mi plan en ese momento, sin embargo, yo sabía que ese preciso momento mi vida estaba a punto de entrar en una etapa de muchísimos cambios que no iban a parar, pero que me llevarían inevitablemente a un crecimiento y evolución personal.

En las semanas posteriores, me preparé profesional, física y emocionalmente para iniciar labores en ese lugar:  entregué mis pendientes en mi trabajo anterior, compré ropa formal para el nuevo lugar, dormí mejor y lo más importante: fui al santísimo a entregar todo lo que sentía y justo ahí algo me dijo que mi misión en ese lugar no sería mi labor profesional, si no todo lo bueno que yo pudiera ofrecer como persona al equipo con el que trabajaría.

Y así fue como comencé la aventura del nuevo lugar. Éramos 6 en el equipo, de los cuales 5 pertenecíamos a la misma área: un diseñador, un asistente (que más bien era un coordinador), una pasante, una coordinadora de un área diferente y la líder del equipo. Cada uno tenía una personalidad diferente pero que de alguna forma encajaba de forma perfecta entre todos.

Los primeros 3 meses fueron retadores, porque obviamente me estaba adaptando al millón de cambios que esta nueva experiencia implicaba, pero también porque me sentía sola. Era raro pasar de estar en Home Office trabajando sola y sintiéndome bien al respecto, a trabajar en un edificio con mucha gente y aún así sentirme sola.

Sin embargo logré adaptarme, y cada vez se sentía más cómodo trabajar en equipo, a pesar de que pasados 5 meses ya no éramos 6 personas si no 4 pues ya no estaba la pasante ni el diseñador.

Logré aprender muchísimo y disfrutar el proceso. Estar ahí, hacer lo que hacía y mi equipo hacían que todo se sintiese más llevadero, aunque la cosa se estuviera poniendo complicada por fuera...

Justo en la semana que cumplí 8 meses de estar ahí, ya no éramos 4 personas...si no solamente 2, de las cuales 1 era de otra área diferente...en otras palabras, ya solamente estaba yo de mi propia área. 

Y así como todo sube, también todo tiene que bajar. Por varias razones (entre las principales mi salud), después de 10 meses, tomé la decisión de presentar mi carta de renuncia.

Podría hablar sobre muchas cosas de este proceso, pero decido compartirles lo aprendido en estos meses:

  1. Todo cambio da miedo, y conlleva una gran valentía asumir el proceso de adaptación. Sin embargo, hay que recordar que en la vida "lo único constante es el cambio", y por ende, uno debe ser flexible en su planning de vida, porque no todo permanecerá como uno espera.
  2. "Don't judge a book by its cover": yass, esto es súper cliché pero demasiado cierto. La primera impresión es solo eso...lo de encima de una persona o situación, por ende no podemos juzgar lo que no conocemos. A lo mejor si bajamos la guardia de la crítica inicial, nos llevaríamos grandes sorpresas.
  3. El síndrome de impostor te está mintiendo...podes hacerlo, even better than you think…cuando llegué a este trabajo de verdad que tenía un gran pánico de no poder dar el ancho y me pasa seguido con muchas cosas...al final, terminé dándome cuenta que podía dar hasta más de lo esperado. 
  4. "Love is the way", creo que así como San Pablo decía, la mejor arma para cualquier guerra y la mejor estrategia para el éxito es el amor, siempre el amor (Aunque no siempre sea algo fácil de cumplir of course).
  5. Todo en la vida sucede por una razón, y Dios no se equivoca: Se los juro que en cada etapa del proceso entendí que cada cambio, Dios todo lo había hecho por una razón.
  6. Tu salud va primero: en esta sociedad, hemos aprendido a romantizar tanto el sacrificio, que parece digno de un premio el sacrificar la salud física o mental por cualquier razón. Y lo cierto es, que bajo ninguna condición este aspecto debería ser sacrificable.
  7. Nunca tomes decisiones con el hígado, estómago o con el corazón: todas las decisiones que tomemos en la vida, deberían ser tomadas en calma y no basadas en emociones. Por ende, la próxima vez que debas tomar una decisión, pedí consejo, investiga, evaluá tus opciones y sobre todo visualizá las posibles consecuencias. 
  8. Toda adversidad tiene su recompensa:  Si algo me ha enseñado todito lo que he vivido en mis 31 añitos en esta vida es que tal como la frase cliché: después de la tormenta viene la calma. Y siiii que sii...siempre hay una razón más grande del porqué vivimos lo que vivimos, y siempre esa adversidad trae un regalo bajo la manga, a veces pequeño, a veces grande, a veces es rápido y  a veces quizá tardará más...pero siempre llega.
  9. Nunca es tarde: Para aprender algo nuevo, para empezar de cero, para retroceder, para avanzar, para cambiar...nunca es tarde, pero necesitas iniciar. 
  10. No le tengás miedo a las relaciones humanas: Lo cierto es, que toditos los seres humanos de una u otra forma buscamos relacionarnos, y si uno tiene la capacidad de abrirse a conocer personas nuevas, nooo se imaginan el regalo que se pueden llevar. Creo que genuinamente el mundo sería mejor si dejaramos de ver a las personas por las etiquetas de "compañero, amigo, proveedor, jefe, vendededor,etc" y solo las vieramos como lo que son: seres humanos.

Y al final de cuentas, podría decirles millones de cosas y la única que me queda y que es más importante: God knows better.

Cool vibes.


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