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Mostrando las entradas de abril, 2020

Se detuvo la carrera

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Estaba tan cansada, que sentía que se me iba a salir el corazón por la boca. El sudor caía en gotas grandes, bañándome la cara. Sabía que si me detenía, me atraparían. Así que seguí corriendo. Corrí con todas las fuerzas que me quedaban en mi cuerpo. Sentía entumecidas las piernas, como si funcionaran por cuenta propia, como si mi cerebro me hubiese parado de dar instrucciones pero mi cuerpo se seguía moviendo igualmente. De pronto, como si todo el ruido exterior se hubiese detenido, deje de escucharlo todo, y comencé entonces a escuchar únicamente los rápidos latidos de mi corazón y mi jadeo intentando mantenerme viva. Cuando comencé a sentir que mi cuerpo se daría por vencido, solté toda la fuerza que tenía en el interior, toda la fuerza que había estado guardando en cada músculo de mi cuerpo para seguir corriendo. Y cuando eso sucedió, me doblé el pie derecho y caí de frente en la tierra; alcancé a poner las manos en el suelo, evitando que mi cara diera contra la suel

Amor en tiempos de c...uarentena

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¿Quién se hubiese imaginado vivir así?...Apuesto que nadie. Nadie pensó que éste año iba a comenzar patojeando. Nadie pensó que se nos venía encima la Tercera Guerra Mundial...una guerra que no estábamos preparados para afrontar. Una guerra en donde el arma más potente es el amor. Parece como si al mundo entero le hubiesen apretado el botón de pausa. Se paró el tiempo para compartir con los demás. Se paró el tiempo para cumplir nuestras metas laborales (al menos las que nos establecimos antes de que ésto sucediera). Se paró el tiempo para ir a nuestros lugares favoritos. Se paró el tiempo para los abrazos y los besos. Se paró el tiempo y la vida para quienes entregan su cuerpo, energía y alma para luchar contra ésta guerra. Se paró la vida como la conocemos. Pero acaso, ¿se habrá parado el amor?... Pues yo verdaderamente creo que no. O al menos eso quiero pensar... Mi forma de amar no es la misma, y probablemente no sea igual nunca más. Entendí el valor

Mi historia de amor

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Apagué la luz, y caminé hacia mi cama. Me acosté, me envolví...y me quedé viendo hacia el techo... Ahí, en la soledad. Ahí en la oscuridad de la noche; a la luz de la luna. Ahí, con el cantar de los grillos...Justo ahí... En ese preciso momento, apreté aquel botón que quizá nunca había querido apretar. Aquel botón de mis emociones. Aquel botón de mi realidad....de mi historia... Retrocedí el tiempo y pensé en el amor...en mi capacidad de amar. En las veces que creí haberme "enamorado"... La primera fue cuando iba a preparatoria (habré tenido al rededor de 5 o 6 años), me gustaba muchísimo un niño que se llamaba Diego (o se llama, realmente no sé que fue de su vida...a puras penas y tengo la imagen de como era)...no recuerdo cómo actuábamos realmente, solo sé que lo recuerdo porque un día, estábamos haciendo fila para el deslizadero, yo iba adelante de él....y bueno, como yo no me apresuraba el decidió tomar riendas de la situación, así que me mordió

Había una vez...

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Había una vez, una dulce princesa que encantaba a todos con su carisma. Ésta princesa era hermosa, tenía el cabello largo, era negro como la noche pero brillaba como la luna; siempre se le veía impecable, ni un pelito "fuera de línea", siempre usaba los mejores accesorios que quedaban perfectos con su cabellera y por supuesto con su vestuario de princesa. Su piel era color canela, parecía todo el tiempo como si acabase de salir de un spa en suma con un bronceado perfecto, y además, su rostro era impecable, no tenía ni una sola mancha o acné visible y siempre lucía la mejor obra de arte con un maquillaje impecable: no era ni muy cargado, ni muy liviano....parecía ser su belleza natural con un par de retoques. Sus ojos eran color miel, y hacían el juego perfecto con sus pestañas largas y rizadas; tenía los labios visiblemente suaves y carnosos, que en conjunto formaban una sonrisa perfecta, que eran el marco perfecto de una dentadura impecable y blanca como la nieve. 

La libertad de vivir

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“Había silencio, un silencio tan profundo que hasta el eco parecía tener voz... Aunque, al parecer si había ruido... Se escuchaba al fondo como una gota caía de forma constante en un charco de agua.  Estaba oscuro, solo se veía como un haz de luz iluminaba la cama. Me tire cansada sobre ella, cerré los ojos y de pronto me quede dormida... Lo último que había pensado antes de quedarme dormida, era en ella...¿cómo había sido tan fuerte?, ¿Como había logrado superarlo todo? ¿Acaso había alguna fórmula mágica para esto?... Luego de media hora desperté sudando. Me levante de la cama, me quede sentada y seguí pensando en ella, a lo mejor y en el también...Habíamos logrado tanto, habíamos atravesado tanto...¿y de que servía?, hoy, el estaba al otro lado del mundo, ella estaba en libertad y yo estaba acá, estancada... en un cuarto de 4x4, sin saber exactamente cómo salir de él ni porque estaba ahí. Comencé a pensar en mi, en mis sueños. Aquellos que había construido